martes, 29 de marzo de 2011

Abel César Scollo, ¿és una basofia?


(Por Daniel Buey).-Hace poco más de nueve meses, mi padre partió a la eternidad, y no me dejó bienes materiales como para decir que no debo preocuparme de trabajar. Me dejó lo más grande que cualquier ser humano puede hacer, darme la vida, que es la que tengo y el ejemplo de lo que fue, un hombre bueno y honesto, un párametro donde mirarme y con ello un montón de claves para ser un hombre.
Ayer por la mañana, el represor confeso Abel César Scollo, osó hablar de mi persona empleando calificativos, pretendiendo curar sus propias heridas y ahuyentar los fantasmas de su vida negra y sucia.
Lo cierto es que hasta aquí nunca me había molestado en hacerme eco de sus bravuconadas, pero todo tiene límites, por lo que considero que es hora de empezar a llamar a las cosas por su nombre.
Como hombre que soy y sujeto que pienso y tengo valores que, como he dicho, son los que me predicaron y enseñaron mis padres, me permito diferenciarme de esta bazofia humana a la que se lo identifica con un nombre humano como es el fulano Scollo.
Es menester decir que entiendo por “bazofia” una palabra poco usada, más aún, bastante desconocida, no obstante que figura en el léxico de nuestro idioma desde el siglo XVII. Vale la pena, rescatarla, porque es palabra muy expresiva y de mucha fuerza.
El diccionario de uso del español de América y España, registra: “bazofia" como sinónimo de basura. Esta definición tiene el mérito de definir “bazofia” como aplicable a los seres humanos. Precisamente esa aplicación del término es muy importante y responde, como ya dije, a una realidad. “Bazofia” no sólo se emplea para calificar a determinadas personas, sino que su uso se extiende a ciertos actos humanos. O sea, que no solamente puede calificarse de “bazofia” a una persona, sino también a lo que esta dice o hace. Por ejemplo, podemos decir que es “bazofia” un discurso, una declaración, un gesto, una manifestación cualquiera de un determinado personaje como es este Scollo, que se alimenta a diario de su propio contenido intestinal, nacido natural como basura humana, además de ser un represor confeso.

Cobarde

Scollo carece de parámetros de la decencia, no he descubierto nada, pero ayer fui a preguntarle cuál era su problema para con mi persona y cobardemente tembló.
Minutos después, como aprendíz de maricón, porque no llega ni a ese nivel, salió al aire en su programa matinal diciendo que lo había ido a patotear y nuevamente comió y desparramó de su propia diarrea de heces.
Pobre, qué vida infeliz lleva esta bazofia Scollo, procesado como cómplice de la desaparición de personas, pregona su inocencia pero nunca se presentó a declarar ante la justicia, sino que lo tuvieron que venir a buscar como reo que es y no obstante tener la opotunidad de demostrar su tan declamada inocencia, optó por permanecer en silencio.

Daniel Buey