En la mañana de ayer la ciudad estuvo cubierta por una espesa niebla y la ruta de acceso comenzaba a tomar el ritmo normal de circulación de vehículos, mientras una esquina de la calle lindante a la empresa COMPAL, cuando eran alrededor de las 7:30 hs. de la mañana, se transformó en un escenario de muerte y locura.
En ese lugar Alberto Villalba, de 37 años de edad, que llegó a Baradero proveniente de su Concordia natal en la provincia de Entre Ríos, esperó a quien había sido su esposa, Gisela Caballero, de 34 años, que desde hace un par de años estaba viviendo en esta ciudad y a diario tomaba ese camino en su bicicleta playera de color azul para dirigirse a su trabajo en una quinta de la zona. El hombre, aparentemente sorprendió a la mujer y todo terminó cuando le disparó tres balazos, dos que rozaron el cuero cabelludo de la mujer a ambos lados de la cabeza y otro que impactó en uno de sus brazos provocádole la rotura de uno de sus huesos. La mujer cayó al piso y quedó inmóvil, lo que hace suponer que Villalba pensó que le había dado muerte, por lo que luego se sentó al lado, en una cuneta, y se disparó un tiro provocándose la muerte en forma instantánea.
Un llamado telefónico alertó a la policía que en dicho lugar había un cuerpo sin vida y en la dependencia policial se hizo presente la mujer, dado que pidió auxilio a un automovilista que pasaba por el lugar y que la acercó a la comisaría, donde dio cuenta de lo ocurrido por lo que de inmediato se la trasladó en una ambulancia del Servicio de Emergencia 107 para su atención, dictaminándose que las lesiones fueron de carácter grave pero sin riesgo de vida.
En el trágico escenario se hizo presente una comisión policial de la Policía Comunal y personal de la Fiscalía Nº 8 a cargo del Dr. Hernán Granda y Sub DDI Baradero. Minutos más tarde, peritos de la Policía Científica y el médico de policía, que constató la muerte de Villalba, cumplimentado todas las diligencias pertinentes al momento de proceder a retirar el cuerpo de la victima que había quedado en posición de semi sentado sobre la zanja, con una mochila a su lado, se encontró el arma de fuego, un revólver calibre 38, con el que había efectuado los disparos.
