sábado, 30 de abril de 2011

Murió el escritor argentino Ernesto Sábato a los 99 años


El escritor Ernesto Sábato, Premio Cervantes de Literatura y uno de los grandes autores argentinos del siglo XX, murió a los 99 años en su residencia de Santos Lugares, en la provincia de Buenos Aires, informó este sábado la familia.

"Se nos fue de noche, es un grande que se va. Hace 15 días tuvo una bronquitis y a la edad de él esto es terrible", señaló su compañera de 30 años y colaboradora personal, Elvira González Fraga, al confirmar el deceso ocurrido a la 01H00 del sábado (04H00 GMT).

"Venía sufriendo hace tres años. De alguna manera se acercaba a los 100 años pero era doloroso de ver", confesó la mujer a Radio Mitre, que lamentó la muerte del autor con quien dijo "nos hemos acompañado como treinta años".

Agregó que "hace mucho tiempo que Sábato estaba mal pero de alguna manera estaba estable, le gustaba mucho la música, le poníamos música para entretenerlo".

Sábato iba a ser homenajeado el domingo en la Feria del Libro por el Instituto Cultural de la provincia de Buenos Aires, a poco de cumplir cien años.

Premio Cervantes de Literatura en 1984, Sábato escribió obras fundamentales para las letras argentinas como "El Túnel", "Sobre héroes y tumbas" y "Abbadón, el exterminador".

"Hay una obra clave de Sábato que es 'Hombres y engranajes', que habla de manera magnífica sobre la relación entre el hombre y la tecnología, algo que está pasando en forma contemporánea", dijo el ministro de Cultura de la ciudad de Buenos Aires, Hernán Lombardi.

El último homenaje se lo tributaron el fallecido ex presidente Néstor Kirchner (2003-2007) y la hoy mandataria y entonces senadora Cristina Fernández de Kirchner, cuando financiaron la creación de un museo y Casa de la Cultura en su honor.

Nacido el 24 de junio de 1911 en la ciudad bonaerense de Rojas, Sábato fue el penúltimo de once hijos y sus biógrafos creen que parte de su atormentada personalidad deviene de haber sido bautizado como su hermano inmediatamente mayor, muerto poco tiempo antes.

En 1984, encabezó a un selecto conjunto de personalidades en la Comisión Nacional por la Desaparición de Personas (Conadep) que publicó el famoso 'Nunca más', con relatos y testimonios de las víctimas y sobrevivientes de la dictadura (1976/83).

"Hemos compartido horas de conversaciones, de lucha cuando integrábamos la Conadep", recordó Graciela Fernández Meijide, ex senadora y miembro de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos (APDH).

Murió el escritor argentino Ernesto Sábato a los 99 años


"Me apena la muerte de Ernesto Sábato, nos quedan sus libros y el recuerdo de un hombre apasionado por su país", dijo por su parte el canciller Héctor Timerman, a través de la red social Twitter.

"Sábato representa más que literatura. Sin duda, fue el último escritor argentino de verdadera llegada popular como referente cultural. Un tipo de figura que me parece que ha desaparecido en el horizonte actual", dijo María Rosa Lojo, investigadora y escritora quien hizo su tesis de doctorado sobre este autor.

Sábato será velado este sábado en el club Defensores de Santos Lugares, el pueblo de la provincia de Buenos Aires donde vivió durante décadas.

El escritor argentino Ernesto Sábato viaja en tren tras una ceremonia por el centenario del nacimiento del poeta y Premio Nobel de Literatura chileno Pablo Neruda, en julio de 2004, cerca de Parral, en Chile. Sábato, Premio Cervantes de Literatura y uno de los grandes autores argentinos del siglo XX, murió a los 99 años en su casa, en la provincia de Buenos Aires, la noche del 30 de abril de 2011.

El domingo se celebra la fiesta de la Divina Misericordia

Mañana 1 de mayo, segundo domingo de Pascua, se celebrará en todo el mundo la fiesta de la Divina Misericordia, que este año tendrá la particularidad de coincidir con la beatificación de Juan Pablo II, en cuyo pontificado se instauró dicha fiesta.
El extinto Pontífice se basó para ello en las revelaciones de Santa María Faustina Kowalska, religiosa polaca canonizada por él en el año 2000, a quien Jesús Resucitado se le apareció en reiteradas ocasiones.
A partir de la descripción de esta mística, se veneara especialmente la imagen de Cristo con rayos rojos y azules que representan la sangre y el agua que brotaron cuando su Corazón fue abierto con una lanza en la cruz.
En la fiesta de la Divina Misericordia se concede la indulgencia plenaria para los que, cumpliendo debidamente los preceptos, participen ese día de las celebraciones en cualquier iglesia u oratorio.


En la parroquia Santiago Apóstol, hay una imagen de singular tamaño que a diario sus devotos se acercan a rezar. El domingo su fiesta se celebra bajo el lema “¡Jesús Misericordioso, bendice nuestra Patria!”.
Además en nuestra diócesis de Zárate-Campana, en la ciudad de Garín, partido de Escobar (Cayetano Bourdet 1271) esta la parroquia de Jesús Misericordioso, tendrá lugar una procesión a las 17, con la imagen de Jesús Misericordioso y una gigantografía beato Juan Pablo II, que culminará con la Eucaristía a las 18, presidida por el obispo monseñor Oscar Sarlinga. La imagen de Juan Pablo II será dejada en el templo después de la misa. Asimismo, durante la celebración eucarística, el obispo bendecirá una estatua del Papa polaco, destinada al futuro templo que se levantará en su honor en nuestra diócesis.

Ayer por la tarde llovió y las calles se inundaron


El agua suficiente para que una vez más, veamos el colapso de nuestros desagües que, insuficientes para conducir el agua, provocaron la inundación de unas cuantas calles, varias de ellas muy céntricas, provocando asombro y hasta temor en algunos vecinos.
Justo es decir, sin embargo, que no todas las calles sufrieron el inconveniente, pero hubo varias que resultaron anegadas y en las que bajarse del auto significaba tener que meter los pies completamente dentro del agua, tales los casos de ciertas zonas de Darragueira, Juan B. Justo, Medrano, Gallo y otras que son de antaño o se han ido sumando a esta nueva forma de inundaciones que hoy tenemos que soportar.

DE BODAS Y DE BOBOS


El General William Beresford comandaba las fuerzas invasoras inglesas cuando en el año 1806 el Imperio Británico pretendió apropiarse de colonias hispanas en esta parte de América.
La firme y legendaria resistencia del pueblo de Buenos Aires, rechazó a los invasores que debieron capitular ante las fuerzas comandadas por Santiago de Liniers.
Hay que recordar que por entonces Buenos Aires era un villorrio y las presiones, inexistentes tal como las conocemos hoy, eran además pocas.
Algunos de los soldados capturados fueron trasladados a San Antonio de Areco donde el gobierno los alojó en una casa que alquiló para ello. Entre esos soldados estaba Richard Gillespie quien relata sus vivencias en un muy interesante libro llamado “Buenos Aires y el interior” en el que hace referencia a muchas cosas que los baraderenses sabemos de antaño.
El comandante Beresford, en cambio, permaneció detenido y, ante la inminente segunda invasión inglesa, Liniers decidió enviarlo a Catamarca, pero en el camino, dos comerciantes porteños, Manuel Aniceto Padilla y Saturnino Rodríguez Peña, invocaron órdenes de Liniers para que le entregaran al general inglés que fue llevado hasta el Tigre donde abordó un navío inglés permitiendo que se escapara.
Es evidente que tales comerciantes, que obraron de esa manera para congraciarse con el Imperio Británico, han dejado varios descendientes entre nosotros, cuestión que se manifiesta por estas horas con la ramplona y constante exposición acerca de la “boda real” del príncipe inglés y la ahora princesa Kate.
Enviados especiales, cámaras en directo desde las 5 de la madrugada del viernes último, elogios al porte, estilo y cuanto pueda ser elogiado de parte de los periodistas nuestros que comentaron la boda en diarios, radio y televisión, hicieron gala de una ya conocida anglofilia que se manifestara, por ejemplo, cuando la muerte de Lady Diana Spencer.
¿Qué es lo que debemos nosotros, los argentinos, admirar de la realeza británica? Esa monarquía provecta, plagada de inútiles consuetudinarios, es la misma que avaló lo actuado por Inglaterra en Malvinas. Responsables de la muerte de nuestros compatriotas, usurpadores a sabiendas de parte de nuestro territorio nacional y por lo tanto, irrespetuosos de nuestros derechos.
Son los que no se avienen a negociar la soberanía porque saben que no tienen forma de demostrar nada que no sea la posesión del territorio nada más que por el uso de la fuerza.
Ellos son los que no negociaban con Galtieri porque era el representante de una dictadura sangrienta (con la que sí habían tenido trato inexcusable hasta el 1º de abril, un día antes del desembarco en nuestra islas), pero desde 1983 hay gobiernos de derecho en la Argentina con los que tampoco se negocia porque ellos “no tienen dudas de su soberanía sobre las islas”.
El canal de noticias TN, comenzó la transmisión de la boda a las 5 de la mañana (en idioma español, se aclara) y a lo largo de toda la ceremonia transmitió en directo, sus enviados daban detalles, contaban anécdotas y estimaban el costo de la fiesta en 40 millones de dólares. Que los súbditos ingleses soporten semejante disparate, allá ellos, pero que nosotros, argentinos, invadidos, colonizados, robados y hasta asesinados por los británicos demos tamaña muestra de tonta sumisión, nos avergüenza.
Seguramente preso de un sentimiento parecido al nuestro fue que el “Negro” Argentino Luna, escribió estos dos versos que usamos para cerrar esta nota

“Nadie recuerda a Huanca ni Almonacid
y hay otros que guardan luto por Lady Di”.

G. M.

En medio de una trifulca rompieron vidrio



En las primeras horas de ayer, un grupo que integraban algo más de una docena de muchachos, comenzaron una pelea en la esquina de San Martín y Darragueira.
De acuerdo al testimonio de ocasionales testigos, hubo piedras, palos, empujones y todas las acostumbradas figuras que se observan en estos casos, pero más allá de esto, de por sí condenable, ocurrió que en un momento, a raíz de un empujón o tal vez de un apresuramiento, uno de los que participaban de la trifulca, golpeó su humanidad contra la puerta de vidrio blindado de un comercio dedicado a la venta de indumentaria femenina que está ubicado precisamente en la esquina.
El vidrio se rompió quedando la entrada expedita para quien lo deseara, pero la rápida acción policial lo impidió. Los efectivos que llegaron en un patrullero, actuaron como fuerza disuasiva ante el tumulto y dieron aviso a los propietarios de comercio.

Cena por el “Día Internacional del Trabajador”


El Partido Socialista y el GEN Baradero ha organizado la tradicional cena del “Día Internacional del Trabajador” para este sábado 30 de abril a las 21 hs. en el salón del Centro de Comercio e Industria de nuestra ciudad.
En dicha ocasión, a través de sus referentes, la diputada provincial Fernanda Antonijevic y Rodolfo Lacabanne, en visperas de recordar aquella fecha magna para todos los trabajadores, homenajearán a los Mártires de Chicago, sindicalistas que fueron ejecutados en Estados Unidos por su participación en las jornadas de lucha por la consecución de la jornada laboral de ocho horas, luego de la huelga iniciada el 1º de mayo de 1886 y para reivindicar la lucha histórica de los trabajadores organizados que han logrado transformaciones, que, aún hoy permiten avanzar sobre derechos postergados y arbitrariedades sociales.

El papa que abrió la puerta al siglo XXI: Juan Pablo II, que será beatificado mañana


Mañana será beatificado Juan Pablo II. Tan temprana decisión tomada por el Vaticano, que en general vive los tiempos sub specie aeternitatis , no deja de llamar la atención, aunque hoy todos los tiempos y las decisiones se han acelerado dramáticamente. En tal sentido, tampoco debemos olvidar que il popolo romano y no romano, pero católico, pidió en la Plaza de San Pedro una cuasi santificación inmediata de Juan Pablo II tras su muerte. Más allá de las opiniones encontradas sobre esta pronta beatificación, vale la pena aprovechar la circunstancia para recordar lo que fue en vida este papa polaco.

El 16 de octubre de 1978, el júbilo estalló en la Plaza de San Pedro cuando se anunció que el cardenal polaco Karol Wojtyla sería el sucesor del cardenal italiano Albino Luciani, cuyo breve reinado bajo el nombre de Juan Pablo I había finalizado con su inesperada muerte el día 28 de septiembre.

Con la elección de Juan Pablo II, la Iglesia, después de 455 años, tuvo un papa no italiano. Y el pueblo de Roma, tras la sorpresa inicial, ovacionó al nuevo pontífice, que lo saludó en correcto italiano y demostró así que no tenía necesidad de intermediarios para dialogar con los romanos. El pueblo lo entendió de inmediato, como se entiende a los grandes líderes, y le brindó una cálida y jubilosa ovación. Así comenzó su reinado el papa Wojtyla, saludando a más de 150.000 personas desde el Balcón de las Bendiciones, mientras le llegaba desde la plaza un coro de gritos vivándolo, y vivando también a Polonia, la patria donde había nacido 58 años atrás.

El gobierno comunista de Polonia, que no podía permanecer ajeno a tal elección, de inmediato hizo llegar su mensaje a la Santa Sede, en el que señalaba la importancia particular que ella tenía para todos los polacos, por tratarse del hijo de una nación que había vivido el infierno de la Segunda Guerra Mundial y había asistido a la transformación de su patria por el desarrollo en todos los dominios.

Cuando Juan Pablo II sucedió a Juan Pablo I, el padre Malachi Martín (fallecido en 1999), asistente de los papas Juan XXIII y Pablo VI y autor de varias obras, entre otras La elección definitiva e Informe sobre Roma , recordó una profecía según la cual si el nuevo pontífice llegaba a disfrutar de un normal lapso de vida, obligaría, exitosa y categóricamente, a que se produjeran grandes cambios en la política externa de los Estados Unidos y de la Unión Soviética.

Mientras se desarrollaba la visita de Juan Pablo II a los Estados Unidos en octubre de 1979 -al año de haber comenzado su papado-, dirigiéndose a los escépticos respecto de tal profecía, el padre Martín -también asistente de Juan Pablo II- decía que algunos estaban comenzando a comprender que desde la época del papa Julio II, en el siglo XVI, nunca el carácter y los métodos de un papa habían sido tan vitalmente importantes para millones de personas, como lo eran ya en ese momento los de Karol Wojtyla.

¿Quién puede hoy dudar del cumplimento de aquella profecía? Según ella, los próximos diez años iban a ser testigos de profundos cambios dentro de la Iglesia Católica Apostólica y Romana, y de una nueva forma de la influencia papal a través del mundo.

Karol Wojtyla no era el sacerdote de tipo complaciente. Provenía de una extracción social, política y humanista que consideraba con desprecio superlativo tanto la llamada Ilustración europea del siglo XVIII como los adelantos materiales producidos en abundancia por la tecnología de la ciencia moderna, tal como se propagaron por Europa occidental y en los Estados Unidos. Su medio ambiente cultural no había aceptado nunca las suposiciones sociales del darwinismo ni los principios educacionales derivados de las teorías de Freud. El humanismo secular de Francia, Gran Bretaña y de los Estados Unidos le fue totalmente ajeno.

Su personalidad fue forjada, además, en medio de grandes peligros. Sus primeros logros fueron éxitos llevados a cabo mediante una cuidadosa planificación y mediante maniobras secretas, con un gran riesgo personal. Juan Pablo II estuvo habituado a vivir acompañado por la posibilidad de la traición y de la muerte repentina, situación esta última que casi le aconteció -y no por primera vez- el 13 de mayo de 1981.

En la Polonia de antes de la Segunda Guerra Mundial, Karol Wojtyla pertenecía al Odrodzenie (Renacimiento), un movimiento nacional organizado por un profesor de sociología de la Universidad de Lublin llamado Stefan Wyszynski, amigo de Juan Pablo y que más tarde llegaría a ser cardenal y primado de Polonia.

Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, Wojtyla pasó inmediatamente a la actividad clandestina. A los 19 años se hizo miembro del Armia Krajowa (el Ejército de la Patria), una organización de tipo militar de resistencia nacional. Fue mensajero, distribuyó literatura resistente, participó en el canal clandestino que ocultaba a evadidos y les posibilitaba llegar a Occidente. Fue miembro de la unidad que consiguió los detalles técnicos y las piezas materiales de los misiles alemanes V-1 y V-2, que se estaban probando en ese entonces en Polonia, y pasó la información a Londres.

Sus actividades estaban centradas alrededor de la formación y el mantenimiento del estado de ánimo de grupos de adolescentes para quienes organizó el Teatro Rapsódico, un teatro experimental que tenía fuertes acentos nacionalistas. Durante esa época comenzó sus estudios para el sacerdocio.

En 1944, como lo señalan las listas oficiales de los archivos de Varsovia del Ministerio de Relaciones Exteriores, Karol Wojtyla fue puesto en el listado de personas requeridas por los nazis. El arzobispo de Cracovia, cardenal Sapieha, lo envió a un escondite donde permaneció, todavía estudiando para sacerdote, hasta el final de la guerra.

A lo largo de esos años de conflicto armado, una influencia importante sobre Wojtyla fue la de Jan Tyrowksky, simple sastre de oficio, pero una de esas raras personas que no solamente conocía y comprendía al gran maestro occidental de la oración mística, que es San Juan de la Cruz, sino que él mismo tenía el don de la oración mística.

Wojtyla fue ordenado sacerdote en 1946 y luego enviado por el cardenal Sapieha a Roma, donde, en el colegio Angelicum dominicano, elaboró su tesis sobre el problema de la fe en San Juan de la Cruz. Al volver a Cracovia, obtuvo un doctorado en filosofía con una tesis sobre Max Scheler en la Universidad Jageloniana, lo que, a partir del comienzo de su papado, impulsó a un buen número de lectores a buscar en las librerías obras de Max Scheler.

Pero el interés de Wojtyla por Scheler no era tanto porque el filósofo alemán se hubiese hecho católico (después dejó el catolicismo y se convirtió a una especie de panteísmo budista), sino porque hizo filosóficamente lo que San Juan de la Cruz hiciera teológicamente. Una de las conclusiones de Scheler fue subrayar la necesidad de un sentimiento trágico de la vida humana. "Si uno logra sacarle a un hombre el sentimiento de lo trágico y lo hace totalmente dependiente de ser feliz, lo convierte en un esclavo", decía Scheler.

Wojtyla percibió esa conclusión como mucho más sólida y justa que la convicción moderna de que la vida humana debía ser una prosecución de la felicidad. En sus sermones y escritos, Wojtyla dejó en claro que no había esperanzas para mantener la libertad a menos que el hombre tuviese el sentimiento de lo trágico. Y desde ese único punto de vista, Wojtyla veía al capitalismo de Occidente tan pernicioso como el comunismo de los soviéticos.

En 1967, Wojtyla llegó a ser cardenal de Cracovia. Allí demostró su hábil esgrima para enfrentarse a los dirigentes comunistas locales y nacionales. Junto con el cardenal Stefan Wyszynski, fue él quien reintegró a los católicos polacos la condición de la comunidad más floreciente en toda la Iglesia Católica Apostólica y Romana. Por eso, según el padre Malachi Martín, ese mundo que ya entraba en los años 80 debía ir acostumbrándose a una imagen muy nueva del hombre que acababa de ocupar la silla de San Pedro.

En ese entonces, Wojtyla gozaba de excelente salud, no era un individuo retraído o silencioso, hablaba varios idiomas muy fluidamente, era un excelente esquiador, podía ofrecer una ejecución muy respetable de guitarra, y se unía alegremente al canto en comunidad cada vez que se le presentaba la oportunidad. Se relacionaba socialmente muy bien, exhibía un profundo sentido del humor, tenía soltura en sus gestos y el flujo natural de la elocuencia. Intelectualmente obstinado en la discusión, era de pensamiento veloz y lo suficientemente joven como para ser ambicioso, aunque también lo suficientemente maduro como para no ser víctima de ilusiones.

En cuanto a los rasgos principales de su propuesta, la política papal sobre cuestiones especiales, Martín expresaba entonces que Juan Pablo II no permitiría sacerdotes casados ni mujeres sacerdotes. Que mantendría la proscripción de la Iglesia en contra de la práctica de la homosexualidad y de la anticoncepción, y que no permitiría desviaciones teológicas y morales, como tampoco la disolución de las grandes devociones ni la solidez original de las enseñanzas dogmáticas y éticas católicas. Que no habría diálogo ni cooperación política entre marxistas y la fe católica, porque Juan Pablo II no consideraba compatible la estructura política del Estado comunista con el cristianismo.

Además, pensaba que el derecho a la propiedad privada era inherente a todo hombre y que también la iniciativa privada era más recomendable que la intervención socialista. Por ello deseaba que el Estado no tuviese nada que ver con la educación o el comercio en la vida cotidiana de los ciudadanos, excepto en lo que fuera necesario. Lo que sí debía hacer, en cambio era, a través de reglamentaciones, limitar el crecimiento excesivo o superar la debilidad.

Sobre la cuestión del dinero, apuntaba Martín, el nuevo papa tendría una actitud muy diferente a la del pasado pensamiento del Vaticano. Para fines del papado de Pablo VI, la inversión vaticana había estado ligada a las fortunas de la comunidad trilateral, tanto en Europa como en el resto del mundo. Juan Pablo II pensaba que la forma de capitalismo representada por la comunidad trilateral era fundamentalmente no cristiana y estaba condenada a la extinción, por lo cual, Martín anunciaba que dentro de los siguientes cinco años el pontífice iniciaría una nueva política en lo referido a los dineros del Vaticano, cosa que evidentemente ocurrió, como casi todos los anuncios del padre Martín.

En una perspectiva más amplia y que afectaba directamente la posición económica y militar de los Estados Unidos, y que asimismo sería también de gran relevancia para todo el hemisferio occidental, la política de Juan Pablo II iba a reflejar el hecho de que el cristianismo, para él, no era un sistema de gobierno y creencia eclesiástica que estuviese ligado a forma especial alguna de gobierno secular.

No porque creyese que el cristianismo pudiera vivir con cualquier forma de gobierno. Por ejemplo, no podría coexistir por mucho tiempo con un gobierno activamente comunista, y en tal caso, uno u otro debería ceder. Pero sí pensaba que la comunidad cristiana debía cesar de prestar su apoyo a una forma de capitalismo que estuviese demostrando ser tan letal para la fe cristiana, a su manera, como lo era el comunismo. Y todo esto iba a constituir un gran cambio en la forma de pensar de la Iglesia durante el pontificado de Juan Pablo II.

Al cumplirse 33 años de la elección del cardenal Wojtyla para comenzar su papado, y de los anticipos tan acertados del padre Malachi Martín sobre los lineamientos que constituyeron el pensamiento y la acción de Juan Pablo II, ya desaparecidos los dos, es oportuno en esta especial ocasión volver sobre ellos como una forma de reconocimiento a quien fuera el providencial mediador en nuestro conflicto con Chile y en la cuestión del Beagle, que logró evitar lo que hubiese sido una trágica guerra.

Albino Gómez - periodista, escritor y diplomático