domingo, 27 de marzo de 2011

Anarquía

(Escribe Dr. Pablo Ariel Gozález)- Como un relámpago en la noche la anarquía en la República de Baradero se hace notar ante los ojos de más de treinta mil habitantes que día tras día caminan las calles de lo que se dio en llamar alguna vez la Ciudad del Encuentro.
Como incontrolables fieras las voces de mi ciudad diariamente aturden al compás del viento gritando por una ciudad mejor.
Mientras tanto, en la paz de los cementerios, el que reina no afloja en su silencio, carnívoro, caprichoso, provocativo de cara al reclamo de su gente.
Los gritos y el silencio van por caminos separados, mirando distintos horizontes, peinando distintos vientos, y será por eso quizás, que cada día la anarquía, aquí, se nota un poco más.
Hay internas en la policía comunal dijo uno de los referentes más importantes de la oposición política de Baradero ¿y a alguien sorprende que pueda ser cierto?, si en nuestro municipio la anarquía pasea por todos lados, y la policía es comunal.
Si quien tiene que penetrar la daga de la cordura en el tejido que materializa todo lo malo que gira en torno a su gobierno nunca lo hace, ¿por qué una institución que hoy depende de él, como ocurre con la policía, debería estar ajena a esa indemne causa que sigue luciendo putrefacta cuando te decidís a no cambiarla?
Cuando las cosas salen bien es porque hay en marcha una causa que hace que las cosas caminen para ese lado, cuando las cosas no son positivas es porque alguien motoriza ese efecto a partir de la implementación de causas adictas a ese resultado, y aquí, estás últimas causas, a la fecha siguen indemnes.
Si hay una interna en la policía comunal ¿por qué debería extrañarnos? Si hasta en la salud ha alimentado internas este gobierno comunal.
¿Por qué debería llamarnos la atención que no funcione bien la policía comunal, si hasta lo más básico y elemental funciona imperfecto en este gobierno de Carossi?
Muchos baraderenses desde hace un tiempo llevamos desacomodada el alma porque percibimos que nadie nos quiere regalar un mejor futuro, más próspero como sociedad, y porque creemos que la merecemos, pero es que son tantos los silencios, tantas las excusas, que ya no sabemos para donde encausar el barco al momento de orientar nuestro rumbo como ciudad.
La anarquía hoy gobierna en Baradero, y lo estamos pagando muy caro como sociedad.
Nuestros gobiernos me quitaron los sueños, me dijo alguna vez alguien, y este gobierno los transformó en pesadilla, me agregó acto seguido.
¡Algún día va a cambiar! me dijo otro, en clara referencia a la persona de Carossi, el tiempo sigue junto a él esperando que algún día esto suceda.
Carossi nunca quiso, digo quiso y no pudo, meter la daga en aquel tejido maligno enquistado en su gobierno, y Baradero sigue pagando las consecuencias de su tozudez, capricho, e intransigencia, por no decir complicidad en algunos de esos casos.
La oposición política yace junto al almanaque esperando que llegue octubre, plácida, aburguesada, tranquila, dejando de lado que la gente los precisa y requiere hoy, sin dudas se están manejando de una forma por demás de irresponsable de frente al concepto de mucha gente que los votó, pero de todas maneras no nos equivoquemos, la responsabilidad de ésta sigue siendo enana en comparación a la que tiene quien nos gobierna.
Para octubre falta poco para la mayoría de los políticos, pero mucho para el grueso de nuestros ciudadanos que día tras día tienen que lidiar con sus gurkas y obstáculos que les impiden llevar adelante una vida un poquito mejor, responsabilidad que en muchos casos tiene quien nos conduce como sociedad.
Esperemos, lo deseamos con el corazón a flor de piel, que Carossi comience alguna vez a gobernar de frente al pueblo y no de espaldas a él como lo viene haciendo hasta la fecha. Que use esa daga que tiene archivada en un cajón esperando ser utilizada, y que cambie lo que tiene la obligación de cambiar.
A la oposición lo único que le pedimos es que esté a la altura de lo que Baradero necesita y merece.
La ciudad más antigua de la Provincia de Buenos Aires, merece un futuro mejor.

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