lunes, 25 de abril de 2011

"La Asamblea de la Estación no debió haber existido nunca"


El jueves por la anoche, desconocidos ingresaron al hall de la estación de trenes, sustrayendo algunas herramientas de trabajo. Para ello rompieron a piedrazos las puertas que dan al andén, las cuales habían sido refaccionadas no hace mucho tiempo.
Hace aproximadamente veinte días, había ocurrido un hecho similar cuando sustrajeron una caja con parte de los fondos que juntamos, que dejábamos ahí para que ante cualquier eventualidad poder comprar los materiales para continuar con las labores.
La verdad es que los miembros de Asamblea la Estación sentimos un profundo pesar por lo sucedido.
En primer lugar porque se destruye muy fácilmente lo que con un enorme sacrificio se construye día a día, sábado a sábado. Ya sean los trabajos, como en el caso de las puertas; o las herramientas que se compraron mediante donaciones, las cantinas en distintas actividades y el aporte propio de los integrantes.
En segundo, porque en lugar de poder dedicar nuestro tiempo a avanzar en lo que estamos haciendo, tenemos que retroceder en hacer lo mismo que ya habíamos hecho.
Como tercer punto, nos apena que estos individuos no comprendan la función social que ahí desarrollamos. Que no vean que este edificio es un patrimonio público, no de la asamblea sino del pueblo de Baradero. Que pretendemos sea un lugar de gestión ciudadana, administrado por los propios vecinos donde pueden desarrollarse un sin fin de actividades. Que ellos mismos pueden escribir la historia en ese lugar, tomar el toro por las astas y actuar en consecuencia.
Que lejos estamos como sociedad de todo lo que a veces idealizamos, de aquellas utopías que soñamos despiertos.
Pero como dice el saber popular “La culpa no es del chancho sino del que le da de comer. ¿Será culpa de ellos no saber la función que la Asamblea pretende cumplir ahí? ¿O será culpa nuestra? Quizá sea culpa nuestra no habernos esforzado lo suficiente en hacer que más personas participen, quizá fue culpa nuestra no integrar a más vecinos del barrio, quizá no difundimos demasiado el proyecto. Si de algo estamos tranquilos, es que dejamos el corazón en cada cosa que hicimos y que cada uno da lo mejor de sí.
¿Será culpa de ellos salir a delinquir? ¿A robar entre pobres? ¿Han tenido las mismas posibilidades que nosotros? ¿Por qué nosotros intentamos restaurar una estación de trenes y ellos destruyen nuestra labor? Quizá todo tiene un origen común. Quizá ellos también son víctimas del desguace ferroviario como lo somos nosotros. Quizá son un generación de hijos de padres desocupados o de hijos de hijos de desocupados. Quizá conocieron las adicciones a una temprana edad, mientras muchos miraban para el costado. Quizá son pobres o quizá niños bien cansado de un mundo de superfluidad, encontrando placer en destruir lo ajeno.
No lo sabemos, pero la historia nos enseña… ¡Hay responsables! Estos individuos deben responder por sus actos, que se los castigue como se merecen según dicte la justicia. Pero que el pueblo, la historia y la justicia juzguen a los responsables que no dan igualdad de oportunidades, que dejan a miles en calle, que destruyen la educación y la salud. Que se juzgue aquellos que se atornillan en los olimpos gobernantes. Que no oyen los reclamos populares, que no se juegan por nada, a lo que todo les es una ecuación de votos.
La Asamblea no debió haber existido nunca, porque el gobierno nacional nunca debió privatizar los ferrocarriles. No debió existir porque el gobierno municipal tendría que saber que ese predio es patrimonio de todos los baraderenses y haber intimado a la empresa concesionaria NCA a que realice el mantenimiento correspondiente. No debió existir porque en el año 2001 la municipalidad toma posesión del edificio y ella se tendría que haber encargado de restaurarlo.
Pero también es culpa nuestra que como ciudadanos (salvo excepciones) miramos indiferentes a todo. A las huelgas ferroviarias del ´60 y del ´91 y ´92. Al edificio caído, a los pueblos fantasmas, a los 90 mil trabajadores ferroviarios despedidos, a la lucha de los tercerizados en el Roca, a la audiencia pública de la Asamblea.
Pero por suerte estamos, porque así surgió un grupo donde nos comprometemos, trabajamos, estudiamos el tema, informamos, discutimos. Y en el fondo vivimos la utopía de la que decimos estar tan lejos.
Lástima que los indiferentes estén gobernando, rosqueando para octubre, para ver de qué forma llegan mejor a convencer un electorado que no les cree nada. Todavía están pendientes las promesas de aquella audiencia en Diciembre, todavía esperamos el llamado para sentarnos a discutir cómo arreglar el edificio, todavía esperamos que convoquen a esa nueva audiencia para informar a la ciudad de los avances que íbamos a tener gracias a su gestión. Nosotros aún estamos y seguiremos después de las elecciones, de los indiferentes no sabemos cuántos quedarán. Si de verdad nos escuchan, oposición y oficialismo, iluminen el predio y el andén, corten el pasto e intimen a TBA a poner seguridad para sus pasajeros o de lo contrario que lo haga la propia municipalidad. Pongan en su plataforma de gobierno restauración del edificio de la Estación de Trenes para que sea gestionado por los vecinos. Pongan la vuelta del tren, más servicios y mayor calidad de prestación. Pongan mejores condiciones laborales para los ferroviarios. Pongan baños en la estación. Exijan seguridad en el funcionamiento de barreras, señales y pasos a nivel.
Pero por sobre todo cuando ganen, sea quien sea, ¡cumplan!

Nosotros decimos:

· Por la vuelta del tren, por la reconstrucción de la Industria Ferroviaria.

· Por la restauración del edificio, patrimonio de la ciudad.

· Por la participación ciudadana.

La Asamblea de la Estación.

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