sábado, 30 de abril de 2011

DE BODAS Y DE BOBOS


El General William Beresford comandaba las fuerzas invasoras inglesas cuando en el año 1806 el Imperio Británico pretendió apropiarse de colonias hispanas en esta parte de América.
La firme y legendaria resistencia del pueblo de Buenos Aires, rechazó a los invasores que debieron capitular ante las fuerzas comandadas por Santiago de Liniers.
Hay que recordar que por entonces Buenos Aires era un villorrio y las presiones, inexistentes tal como las conocemos hoy, eran además pocas.
Algunos de los soldados capturados fueron trasladados a San Antonio de Areco donde el gobierno los alojó en una casa que alquiló para ello. Entre esos soldados estaba Richard Gillespie quien relata sus vivencias en un muy interesante libro llamado “Buenos Aires y el interior” en el que hace referencia a muchas cosas que los baraderenses sabemos de antaño.
El comandante Beresford, en cambio, permaneció detenido y, ante la inminente segunda invasión inglesa, Liniers decidió enviarlo a Catamarca, pero en el camino, dos comerciantes porteños, Manuel Aniceto Padilla y Saturnino Rodríguez Peña, invocaron órdenes de Liniers para que le entregaran al general inglés que fue llevado hasta el Tigre donde abordó un navío inglés permitiendo que se escapara.
Es evidente que tales comerciantes, que obraron de esa manera para congraciarse con el Imperio Británico, han dejado varios descendientes entre nosotros, cuestión que se manifiesta por estas horas con la ramplona y constante exposición acerca de la “boda real” del príncipe inglés y la ahora princesa Kate.
Enviados especiales, cámaras en directo desde las 5 de la madrugada del viernes último, elogios al porte, estilo y cuanto pueda ser elogiado de parte de los periodistas nuestros que comentaron la boda en diarios, radio y televisión, hicieron gala de una ya conocida anglofilia que se manifestara, por ejemplo, cuando la muerte de Lady Diana Spencer.
¿Qué es lo que debemos nosotros, los argentinos, admirar de la realeza británica? Esa monarquía provecta, plagada de inútiles consuetudinarios, es la misma que avaló lo actuado por Inglaterra en Malvinas. Responsables de la muerte de nuestros compatriotas, usurpadores a sabiendas de parte de nuestro territorio nacional y por lo tanto, irrespetuosos de nuestros derechos.
Son los que no se avienen a negociar la soberanía porque saben que no tienen forma de demostrar nada que no sea la posesión del territorio nada más que por el uso de la fuerza.
Ellos son los que no negociaban con Galtieri porque era el representante de una dictadura sangrienta (con la que sí habían tenido trato inexcusable hasta el 1º de abril, un día antes del desembarco en nuestra islas), pero desde 1983 hay gobiernos de derecho en la Argentina con los que tampoco se negocia porque ellos “no tienen dudas de su soberanía sobre las islas”.
El canal de noticias TN, comenzó la transmisión de la boda a las 5 de la mañana (en idioma español, se aclara) y a lo largo de toda la ceremonia transmitió en directo, sus enviados daban detalles, contaban anécdotas y estimaban el costo de la fiesta en 40 millones de dólares. Que los súbditos ingleses soporten semejante disparate, allá ellos, pero que nosotros, argentinos, invadidos, colonizados, robados y hasta asesinados por los británicos demos tamaña muestra de tonta sumisión, nos avergüenza.
Seguramente preso de un sentimiento parecido al nuestro fue que el “Negro” Argentino Luna, escribió estos dos versos que usamos para cerrar esta nota

“Nadie recuerda a Huanca ni Almonacid
y hay otros que guardan luto por Lady Di”.

G. M.

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