martes, 31 de mayo de 2011

ADIÓS A LA CLÁSICA BOMBITA: Arranca la era del bajo consumo



Desde este miércoles ya no se podrán vender las incandescentes. Alternativas y costos de la mudanza

Tradicionales y usadas desde hace décadas en todos los hogares, las lámparas incandescentes pasarán a formar parte de los objetos del pasado desde el próximo miércoles, cuando entre en vigencia en nuestro país la prohibición de la comercialización de lamparitas de más de 25 watts.

Así, quienes deban reemplazar las lámparas de su casa deberán elegir a partir de ahora entre alguna de las nuevas tecnologías que se ofrecen en el mercado y que, a pesar de tener un costo mayor, tienen un menor consumo de electricidad y una mayor vida útil.

Entre esas opciones, la que mayor impulso ha tenido en los últimos tiempos es la de las lámparas fluorescentes compactas, más conocidas como "de bajo consumo", que se han extendido por la mayoría de los supermercados y casas de artículos eléctricos.

"Las lámparas de bajo consumo funcionan con un proceso físico que es diferente al de las incandescentes. Eso hace que se pierda menos energía y que, por lo tanto, se pueda obtener la misma intensidad lumínica con un consumo eléctrico menor", explicó Mario Beroqui, investigador del Laboratorio de Alta Tensión de la facultad de Ingeniería de la UNLP.

Según los especialistas, las lámparas de bajo consumo gastan aproximadamente cinco veces menos electricidad que las tradicionales y pueden llegar a multiplicar de cinco a diez veces su vida útil, razón por la cual se convierten en "una buena opción para reducir la demanda energética".

Esa disminución del consumo, que es la razón por la cual se instrumentó la legislación aprobada en 2008 y que comenzará a regir esta semana, no sólo se reflejará en los hogares sino que también alcanzará a las etapas de generación y transporte de la electricidad.

"Si se logra optimizar la eficiencia energética en la etapa de demanda final, en los hogares, también va a ser más eficiente la generación y el traslado de la energía", señaló Patricia Arnera, directora del Laboratorio de Alta Tensión.

LUCES LED, MAS EFICIENTES

Además de las lámparas de bajo consumo también existen otras alternativas, aunque no ofrecen la misma ventaja que estas en cuanto a la relación entre el costo y las prestaciones.

Las más eficientes hasta el momento son las lámparas LED (diodos emisores de luz), que aún no han llegado de manera masiva al público por su alto costo, que puede llegar a ser 40 veces mayor al de una lámpara incandescente.

A cambio, ofrecen una mayor eficiencia lumínica (consumen unas ocho veces menos energía que una incandescente) y una prolongada vida útil, que puede llegar a las 25 mil horas, contra las 1.000 de una lamparita tradicional.

También será posible seguir encontrando en los comercios las llamadas "incandescentes halógenas", que no serán alcanzadas por la prohibición y son las más similares a las lámparas comunes. En este caso, sin embargo, el ahorro energético no es significativo ya que gastan sólo un 20% menos de electricidad.

COSTOS

El recambio de las lamparitas supondrá un incremento en el presupuesto de cada uno de los hogares, puesto que las nuevas tecnologías poseen un costo varias veces mayor al de las luces incandescentes.

"Aunque gastan cinco veces menos energía, las lámparas de bajo consumo tienen la desventaja de que el precio es de aproximadamente 10 veces más que el de las incandescentes", apuntó Beroqui. Así, por ejemplo, para reemplazar una lámpara de 100 watts, con un costo aproximado de $5, deberán gastarse ahora entre $40 y $50 para reemplazar una equivalente de bajo consumo, dependiendo de la marca y el modelo que se elija.

"Hay mucha variedad entre las lámparas de bajo consumo, hay mejores y peores en cuanto a calidad y también las hay más baratas y más caras. El problema es que no se pueden hacer en pequeña escala y eso provoca que por ahora no se puedan fabricar en el país", indicaron los especialistas.

Las lámparas LED se ubican en una franja de costos aún superior, con precios que pueden superar los $200 pesos por lámpara, aunque esa inversión -según los expertos- puede justificarse por su mayor vida útil.

RESIDUOS

Los componentes de las lámparas de bajo consumo son motivo de preocupación para algunas organizaciones ambientalistas. Aunque su uso favorece al medio ambiente a través del ahorro energético, la presencia de gas de mercurio -un material contaminante y peligroso para la salud- impide que las mismas puedan ser arrojadas a la basura una vez que dejan de funcionar.

Es por ello que varias entidades ya han solicitado que se las incluya en los programas de disposición final de residuos eléctricos y electrónicos, para que se las trate especialmente, al igual que ocurre actualmente con las baterías.

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