martes, 28 de junio de 2011

Antibióticos: más de la mitad se receta en forma innecesaria

Lejos de curar, este uso inapropiado viene generando que algunas infecciones comunes se vuelvan cada vez más peligrosas.


"Serán los microbios los que tengan la última palabra", dijo Pasteur hace más de un siglo, y aunque su frase admite varias interpretaciones, una de ellas resuena hoy como una oscura premonición. Mientras que la Organización Mundial de la Salud sostiene que el mundo está al borde de que muchas infecciones comunes vuelvan a matar sin freno debido al mal uso de antibióticos, en nuestra región, más de la mitad de los que se recetan en forma ambulatoria no es necesaria.

Así lo aseguran desde la Sociedad de Infectología de La Plata, donde médicos de la Región se reúnen regularmente a analizar uno de los efectos más preocupantes de esa conducta: el surgimiento de "bacterias problema". Y es que a la par del uso irresponsable de antibióticos han venido apareciendo en la comunidad infecciones cutáneas, urinarias y respiratorias causadas por cepas que ya no responden a los tratamientos habituales.

¿Por qué se recetan entonces más antibióticos de los necesarios? La pregunta, aunque sencilla, no es fácil de contestar. Sucede que el fenómeno de la sobreprescripción responde tanto al desconocimiento, la negligencia y al miedo como a presiones comerciales, admiten los propios médicos.

El hecho es que liviandad con que se recetan, se venden y se consumen antibióticos constituye una de las principales causas de que estas drogas, alguna vez milagrosas, estén perdiendo la pulseada frente a los gérmenes. Porque contra lo que sucedía hace unas décadas, hoy las bacterias logran volverse inmunes a los antibióticos mucho antes de que el hombre desarrolle otros para reemplazarlos. Y a este ritmo, el futuro que se perfila para el mundo resulta aterradoramente parecido al que sugiere la frase de Pasteur.

LAS CAUSAS FRECUENTES

"El deseo de los médicos de curar", "el temor a equivocarse quedando expuestos a una demanda por mala praxis", "la insistencia de los pacientes" y "la presión que ejerce la industria farmacéutica en la promoción de sus productos" son algunas de las causas que llevan a que "muchas veces, ante la duda, los médicos terminen dando un antibiótico aún cuando no están convencidos de que vaya a servir", dice el doctor Jorge Contarelli, jefe de Infectología del Hospital San Juan de Dios y presidente de la Sociedad de Infectología de La Plata.

A esa larga lista de causas, su colega, la doctora Marisa Bernan -infectóloga del Hospital San Roque y docente en la Cátedra de Infectología de la Facultad de Medicina de La Plata- le agrega el "factor desconocimiento". "Salvo los infectólogos y los farmacólogos, los médicos en general no tenemos una formación muy fina en antibióticos. Como son drogas utilizadas en casi todas las especialidades, el margen de desconocimiento en ellos es mayor al que se da con otras drogas específicas", dice.

En medio de ese fenómeno, el doctor Enrique Mules -infectólogo del Hospital Español y docente en la Cátedra de Salud Pública en la UNLP- no descarta además cierto grado de negligencia. "Se supone que a menos que uno esté muy seguro del tipo de bacteria que enfrenta siempre debe pedir un análisis bacteriológico antes de recetar un antibiótico. Pero esto es algo que muchos colegas no hacen por falta de recursos, falta de tiempo o simplemente porque se han acostumbrado a trabajar así", dice.

Lo cierto es que esa forma de trabajo, que en muchas ocasiones excede a los propios profesionales para tornarse estructural, es la que explica la mayor cantidad de casos en que los antibióticos son indicados innecesariamente. Así lo señala entre otros el doctor Amadeo Esposto, jefe del Servicio de Infectología del Hospital San Martín. "El error más común, sobre todo en esta época y en chicos, es tratar infecciones respiratorias virales como si fueran bacterianas. Como los virus no responden a los antibióticos, lo único que se logra con eso, además de un gasto inútil, es inducir resistencia", afirma.

CEPAS ESCURRIDIZAS

Pero mientras que el "gasto inútil" por la prescripción innecesaria de antibióticos pasa inadvertido, su otra consecuencia, el surgimiento de gérmenes resistentes, no. "Las bacterias resistentes han trascendido ya el medio hospitalario para instalarse en la comunidad. En la Región tenemos microbios causantes de infecciones que hace sólo diez años eran fáciles de tratar y hoy nos vemos en figurillas para controlarlos", sostiene el doctor Contarelli.

"Lo más preocupante es la aparición en la comunidad de estafilococo resistente, un germen que si bien suele producir manifestaciones leves en la piel y partes blandas, tiene un potencial de agresividad muy alto. Mientras que hace dos años casi no se veía en esta región, el último relevamiento de la Sociedad de Infectología mostró que cerca de un 40% de las lesiones de piel cultivadas correspondían a este germen resistente", comenta el doctor Esposto.

"El caso típico es el de un niño al que se le infectó una herida en la piel y le indicaron Cefalosporina de primera generación, un antibiótico que hoy no sirve para nada porque el 70% de las cepas es resistente. Entonces, al no controlar la bacteria, la infección progresa comprometiendo al músculo o derivando en una infección generalizada que puede matarlo", explica la doctora Silvia González Ayala, titular de la Cátedra de Infectología de la facultad de Medicina de La Plata e infectóloga del Hospital de Niños.

"Lo mismo pasa en infecciones urinarias comunes, como la cistitis -agrega Contarelli-; uno tiene que hacer ejercicios de inteligencia y acomodar el antibiótico porque los que usamos siempre ya no funcionan. Ni hablar cuando se trata de infecciones que se producen dentro de los hospitales: hoy muchos veces tenemos que arrancar echando mano a los antibióticos de reserva, los que se dejan para última instancia, previendo la posibilidad de que si le erramos con la droga podemos tener complicaciones serias y hasta perder al paciente".

UNA OSCURA PERSPECTIVA

Es frente a esta realidad que la directora de la Organización Mundial de la Salud, Margaret Chan, salió meses atrás a advertir que si no se toman medidas urgentes, el mundo entrará en "una era posantibióticos, en la cual muchas infecciones comunes no tendrán una cura y, de nuevo, matarán sin freno". Aunque tal pronóstico pueda sonar exagerado, la mayoría de los médicos con mayor experiencia en infecciones se muestran de acuerdo con él.

"La OMS no está exagerando en absoluto. Hoy las bacterias van más rápido que los antibióticos. En nuestro medio es terrible lo que está ocurriendo: además de que hay un sobreuso de antibióticos en infecciones respiratorias, existe una fuerte cultura de la automedicación y una venta generalizada sin receta en farmacias", dice la doctora González Ayala.

Es una realidad tan "concreta" como "difícil de resolver" si no se lo hace a través de un uso más racional, coincide el doctor Esposto. Sucede que "mientras que se requieren unos diez años para desarrollar un antibiótico, hoy ese antibiótico empieza a perder efectividad a los tres años y ya nadie lo receta".

De esta forma, "como ha dejado de ser negocio desarrollar antibióticos, las farmacéuticas en general no invierten en investigación; por lo cual la perspectiva de que en los próximos años surjan antibióticos originales es casi nula", sostiene el doctor Esposto, quien deja flotando la conclusión inevitable de su análisis: "hoy más que nunca hay que cuidar los antibióticos que tenemos".
Por NICOLÁS MALDONADO

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