miércoles, 15 de junio de 2011

SE PUEDE: Efraín, Virginia y sus hijos ya tienen su casita


Dicen que cuando a Efraín Mamani le otorgaron la posesión de su terreno de calle Teófilo Rosell, preguntó tímidamente, tal su estilo, si iba a tener también el aporte de algunos materiales para erigir su casa. Cuentan que desde el otro lado del escritorio ante el que se hallaba, una voz de mujer fue la que le contestó: “No, para vos no hay materiales. Que te los den los que dijeron que te iban a ayudar”.
Más allá del jugoso análisis político y psicológico que podríamos hacer de tal respuesta, lo primero que podemos decir es que, en definitiva, los que dijeron que lo iban a ayudar no se quedaron en los dichos y procedieron a cumplir lo prometido.
Entre todos los medios de difusión locales que se ocuparon de hacer conocer a toda la población la situación por la que atravesaban los Mamani, el aporte desinteresado de los vecinos y la férrea voluntad de Efraín y Virginia, se pudo erigir una piecita precaria sí, pero mucho mejor de lo que tenían y a tiempo, justo cuando comienzan los días duros del invierno.
La nueva vivienda de los Mamani tiene pisos de madera y sus cuatro paneles son del mismo material, el techo es de chapas y en pocas horas tendrá su cielorraso.
Al fondo del terreno, como corresponde a casi todo hombre procedente de Bolivia, Efraín ha hecho una huerta de la cual se provee la familia.
No creemos que haya que esperar demasiado para que estas páginas puedan mostrar el avance de la familia que llegó a ese terreno sin nada más que sus pequeños y su desamparo, pero que gracias a la colaboración de muchos y también al desdén de unos pocos, pudo ir abriéndose camino y seguirá haciéndolo.

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