miércoles, 15 de mayo de 2013

A 67 años del malón de la paz: El día que Perón expulsó a los Kollas

¿Quién habla del Malón de la Paz que en 1.946 caminó más de 2.000 kilómetros para recuperar sus tierras usurpadas?, ¿Quién recuerda a los Kollas de la Puna y de Orán que durante casi tres meses fueron tapas de diarios y revistas?, ¿Alguien sabe que por primera y única vez en la historia argentina, dos maloneros estuvieron en el balcón de la Casa Rosada ante una Plaza de Mayo colmada?, ¿Alguien recuerda que se les hizo jugar un partido de futbol previo al tradicional River Boca, encuentro al que asistieron mas de 40.000 espectadores?, ¿Alguien conoce realmente como terminó aquella fiesta inicial?, ¿Alguien recuerda a los invisibles? Organización de la caravana Como si no bastaran los enfrentamientos a mano armada con las fuerzas del Estado Provincial para recuperar el territorio Kolla, el tres de diciembre del año 1.874 en el Abra de la Cruz Cochinoca y el cuatro de enero de 1.875 en el Abra de Quera, este último con refuerzos de Salta enviados por el Estado Nacional, nuestros ancestros tuvieron que organizar una caravana hasta Capital Federal para exigir la devolución de sus territorios; cansados de los hostigamientos, malos tratos, despojos a los que eran sometidos por parte de los terratenientes. Las comunidades de la puna se organizan para recuperar el territorio kolla. El 15 de mayo de 1.946 desde las comunidades de Queta, Tinate, Miraflores, Abra Pampa entre otras en la puna jujeña, San Andrés de la Nueva Oran y Santa Cruz en las serranías del Zenta; partió una caravana con destino a Buenos Aires para reclamar al entonces Presidente de la Nación, el General Perón, la devolución de sus territorios que injustamente habían sido usurpados por terceros. Llevaban una carta donde se formalizaba la petición, que fuera entregada por los dirigentes indígenas en la Casa Rosada, en mano al ya presidente Perón. La caravana duro ochenta y cuatro días desde el 15 de mayo hasta el tres de agosto teniendo que recorrer 2.425 kilómetros, pasando frío, calor, hambre, sed, cruzando ríos de noche y a veces teniendo que dormir a la intemperie, llevaban algunos burros en los cuales transportaban alimentos y abrigos; el contingente total 174 kollas. El viaje El 15 de mayo muy temprano las autoridades originarias de las diferentes comunidades puneñas, despidieron a sus representantes que iniciaban el largo viaje, en la lejana Abra Pampa Estuvieron formados los niños de la escuela N°124 con la bandera en alto, autoridades del pueblo, los maloneros pertenecientes a las comunidades cercanas; Bajo el sol implacable de la Puna se canto el Himno Nacional y el Párroco local Adalberto Von Beck, bendijo a los integrantes de la caravana. Llegaron a Casabindo al anochecer del 17 de mayo, en las afueras los aguardaba todo el pueblo formando en dos hileras, una de hombres y otra de mujeres. Al verlos parecer, comenzaron a tocar las campanas de la iglesia; los dirigentes pronunciaron un discurso breve y emotivo refiriéndose al paulatino crecimiento de la caravana a la que se sumaron integrantes de las comunidades cercanas; pero todavía eran muy pocos, apenas unas decenas de kollas. Al día siguiente aumentó la columna con los maloneros provenientes de Cochinoca, Aguas Calientes, Doncellas y Tambillos. Allí en esa senda polvorienta, la emoción embargó a ambos grupos que comenzaron a saludarse a la distancia. Unos y otros se veían como hileras de hormigas que se aproximaban en medio de la nada. Se veían mínimos indefensos, ante el poderoso viento de la puna que por momentos amenazaba dispersarlos, pero se veían decididos. El esperado encuentro fue un momento de risas, abrazos y coplas. Viva, viva Buenos Aires La Capital Federal Viva el pueblo de Abra Pampa Y su hermoso carnaval Cochinoca linda tierra Si lo digo es con razón En mi pueblo tengo el alma Y en Jujuy el corazón Soy nacido en Abra Pampa Bautizado en Cochinoca Mi padre es el vaso de vino Mi madre la chuspa de coca Que largo son los caminos Llevando una sed que quema Que triste el arroyo seco Tan parecido a mi pena Luego siguió agua de Castilla y Quebraleña llegando a Pozo Colorado al borde de las Salinas Grandes de Jujuy, donde acamparon en la escuelita; cabe aclarar que todas estas comunidades contribuían con nuevos racimos de viajeros que engrosaban el malón. El 20 de mayo se enfrentaron a la quebrada de rio colorado internándose entre Guancares y Bocas Coloradas, ascendieron la cuesta de Sepultura. Estaban en la cima de la cordillera, desde allí se divisaban las hondonadas de la Quebrada de Humahuaca; era el final de la zona del altiplano. Tras un breve descanso comenzaron el dificultoso descenso. Muchos estaban exhaustos sin embargo nada los detenía. Por fin salen a la quebrada a la altura de Purmamarca, dejando a tras Tumbaya y hacen noche en Volcán ya sobre el rio grande. En la madrugada emprenden nuevamente la marcha, Volcán, León y Yala quedaron atrás. Estaban en proximidades de la Ciudad de San Salvador de Jujuy, donde improvisaron un campamento. Allí los aguardaba el diputado Viviano Dionisio, después de ultimar detalles para la recepción del malón. San Salvador de Jujuy era la primera ciudad que tocaría la caravana y existía una lógica ansiedad de cada malonero; a partir de ese momento la marcha saldría de la invisibilidad. En aquel día de descanso y reagrupamiento, tal como estaba previsto aparecieron los jinetes de la cuarta columna, esta vez se trataba de los salteños procedentes de la lejana Orán dirigido por Teobaldo Flores y Domingo Urbina, todos ellos venían montados en buenos caballos y mulas llevando a demás un segundo animal de recambio, quienes también habían enfrentado jornadas durísimas, cruzando la Sierra del Zenta superando alturas de 2.700 metros, para terminar apareciendo en la ruta 9 a la altura de Humahuaca. En su mayoría los 65 salteños kollas viajaban montados en caballos o mulas, mientras que el centenar de Jujeños lo hacían el viaje a pie. Estos, apenas arreaban poco más de 20 mulas y caballos y unos 30 burritos, para llevar los enseres de la carga. Los maloneros marchaban calzados con simples ushuntas (ojotas) de suela de goma. Al iniciar cada día, se les informaba la distancia de la siguiente localidad donde harían la noche. Extraordinarios caminadores que durante algunas jornadas como el tramo Tucumán-Simoca, llegaron a avanzar un diario de 80 kilómetros. Más de una vez durmieron a la intemperie o en las plazas de los pueblos que atravesaban. En general no poseían más ropa que la puesta. "El Malón de la Paz por las rutas de la patria" como señalaba el letrero del carro que avanzaba haciendo punta, transitara mas de 2.000 kilómetros durante tres meses para salir de la invisibilidad a la que habían sido condenados por la historia.

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