martes, 31 de mayo de 2011

Caridad en la familia

Muchas veces, nos habrá pasado seguramente, hemos tenido algunos desacuerdos en casa que derivan en peleas. Algunas veces, estas, se desvían tanto que llegan a separar familias completas: por egoísmo, soberbia, desorden… en general, por falta de caridad, es decir, incomprensión, intolerancia, falta de entendimiento entre las partes afectadas. Pero, pensándolo mejor, no hay ninguna parte afectada, es nuestro orgullo herido que quiere a gritos tener la razón sin dar posibilidad a alguien más de tenerla.

Poco a poco tenemos que darnos cuenta, que esas personas con quienes vivimos y convivimos, nos aman y estiman en un alto grado, y no por las diferencias de pensamiento, tenemos que imponerles adjetivos que levanten nuestro orgullo llevando la condición de humanos de los demás a los suelos.

Nunca ganaremos nada si seguimos pensando primero en nosotros mismos antes que en los demás, principalmente en la familia. Primero que nada tenemos que entender que Dios nos ha puesto ahí para santificarnos y llegar a él, y no solo eso, sino llevar, en la medida de lo que podamos, a esas personas, que nos atienden y escuchan con tanto cariño, ante Dios. Porque hay que recordar, que nuestra principal razón de estar en este mundo es acercar almas a Cristo, tal y como el nos dijo: vayan por todo el mundo y anuncien el Evangelio.

El primer lugar de apostolado, de un cristiano moderno, es en la familia, que es a quien más debemos estar agradecidos por todas las oportunidades que nos brindan. Y aun sin ser así, debemos amarles y quererles porque así lo quiere Dios, y él quiere nuestro bien por encima de todo, de no ser así, no habría entregado a su Hijo por nosotros para poder regresar a él.

En esto también entran nuestras obligaciones en la casa: ayudar a nuestra madre con la limpieza, a nuestro padre con los trabajos y reparaciones de la casa, y la convivencia diaria con nuestros hermanos, aunque algunas veces no dispongamos de tanto tiempo para hacerlo, debemos dar nuestro máximo cuando estemos ahí, mostrarles que también somos parte de esa familia y que les amas sin medida.

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