domingo, 15 de mayo de 2011

Gracias



“Cierto fin de semana unos amigos limpiaban cada uno su automóvil.
Orgullos de lo bien que habían quedado decidieron salir a pasear.
Sin embargo, al pasar los días uno de ellos notó que al contrario del auto de su amigo, el suyo poco a poco su auto iba ensuciándose.
Y que cada vez le daban menos ganas de volverlo a limpiar.
Preguntó a su amigo el motivo por el cual su auto no se ensuciaba. A lo cual su amigo respondió: - Oh no, claro que se ensucia.
Lo que pasa es que todos los días al llegar a casa lo limpio”


Decimos muchas palabras, hablamos hasta por los codos y ya nos parecemos cotorras. Al despertarnos encendemos el televisor, sintonizamos la radio, compramos la prensa… Tenemos miedo a la soledad y la llenamos con ruido y del bueno. Pero se nos ha olvida que hay una palabra que debiéramos usar cada día más y más y la cual no interrumpe el silencio tan necesario para bien vivir y reflexionar constantemente. Estoy hablando de la palabra “GRACIAS” Tan devaluada, tan olvidada, tan dejada en los closet de muchos hogares por descuido, por olvido, por mal agradecidos…

Todos somos bienaventurados en nuestra vida porque a cada instante estamos recibiendo regalos, bendiciones y toda una gran cantidad de amor que viene de Dios y nada tiene que ver con los momentos tristes que nos torpedeen la sonrisa de cada día. Decir Gracias es reconocer, delante de Dios, nuestra debilidad, nuestra necesidad que tenemos de esos regalos divinos y al no hacerlo nos alejamos de la verdad de un corazón agradecido a Dios y por ende un alejamiento de las personas que tanto bien nos hacen.

Al dar gracias reconocemos que no estamos solos. Reconocemos que dando gracias podemos, en armonía, disfrutar más de las cosas, pues nos hacemos conscientes de que existen y de que las tenemos. Lo mismo podemos decir de nuestros padres, de nuestros hermanos y de todas las personas. Al agradecer colocamos en su justo puesto a cada una de las personas. No es un interés vulgar esperando un premio o recompensa, todo lo contrario, es poder hacemos conscientes de que existen y de que las tenemos.

Se hace interesante aprender a decir gracias en aquello momentos difíciles donde los problemas abundan y se nos cierran todas las salidas. Al hacerlo nos sentiremos con fuerzas para continuar y dejaremos a un lado aquella sensación del derrotismo, la tristeza y caer en la depresión que hunde y aplasta. La gratitud debe estar en cualquier momento como una condición muy cristiana y muy humana donde Dios y las personas son muy importantes. Por lo general en los momentos buenos y agradables, nos puede pasar, que no sepamos agradecer a Dios y a las personas y la llenamos con tortas, música, mariachis, bailes, bebidas y a la hora de las pequeñas o de las dificultades dejamos todo y corremos en busca de Dios y de los amigos.

Agradecer a Dios con lo mucho o lo poco que me ha dado, al rezar con un gran contenido de agradecimiento y no tanto de larga lista de peticiones.

Agradecer a las demás personas con la palabra gracias, con la ayuda desinteresada producto de la justicia y el amor, cuando cumplo con la solidaridad tan bendecida y aplaudida por Dios.

Gracias más que una palabra es una actitud propia de las personas que llevan a Dios en su corazón y saben reconocer en todo la presencia del amor y el regalo de Dios. Además, siempre estarán haciendo todo por alegría en el servicio desinteresado. Por eso al escuchar: “Preguntó a su amigo el motivo por el cual su auto no se ensuciaba. A lo cual su amigo respondió:

- Oh no, claro que se ensucia.

Lo que pasa es que todos los días al llegar a casa lo limpio” Debemos aprender a vivir agradeciendo para vivir en la alegría de cuidar, compartir y sobre todo valorar los inmensos regalos que Dios, la vida y las personas nos dan a cada instante.

Oración
Aunque hoy tenga dolor, se que tú me sanarás.
Aunque todo se vea cuesta arriba, tu mano me impulsa.
Aunque mis proyectos se derrumben, tú edificarás de nuevo mi vida.
Aunque haya fracasado, me muestras que eso solamente me hace ser mejor.
Aunque no sienta deseos de agradecerte lo hago, pues no importa el lugar o la situación, el dolor o la contrariedad. Si en tí confío todo será mejor, y cada día será bello pues estaré en Tu voluntad.
Por eso, aunque muchos no lo entiendan y aunque a veces no lo quiera hoy te doy gracias Señor por todo lo que me has dado, bendición o prueba, alegría o tristeza, salud o enfermedad.
Gracias Señor y en tus manos me encomiendo ahora y en todo momento.

Amén

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