viernes, 6 de mayo de 2011

Un matrimonio fue echado a la intemperie


En nota publicada por El Diario (lunes 3/5/11- Pág. 3), el intendente Carossi manifiesta: “…fui a ver el galpón de la estación con el fin de habilitarlo para arrancar con la Escuela Municipal de boxeo y tratar de hacer un gimnasio para tratar que la barriada de La Estación, de Las Campanillas que las tenemos bastante relegadas poder darle una oportunidad y allí concentrar lo deportivo, cultural y social y resulta que me encuentro que hace un mes y pico hay un matrimonio que está ocupando el predio y no sólo que lo está ocupando, sino que lo está convirtiendo en un basural y la verdad es que es un poco (por) las falencias de las estructuras nuestras. No se enteró la policía, no se enteró nadie.”
En el mencionado galpón sobrevive un matrimonio que conforman Raúl y María Fernanda que llegaron desde San Pedro y se instalaron en el lugar a falta de algo mejor. El hombre, Raúl, se expresa con corrección y respeto. Relata que en una conversación que mantuvo con el intendente Carossi, éste le dijo que le planteara sus problemas al intendente de San Pedro y que dejara el lugar que estaba ocupando. Raúl nos reveló que trabaja “cirujeando”, esa es la razón por la cual nuestro intendente calificó de “basural” al lugar que ocupaban.
Parece que más allá de las palabras, el intendente municipal decidió cortar por lo sano y, para eso, al anochecer del martes, se presentó en el lugar un patrullero de la policía del que descendieron dos policías que ordenaron al matrimonio el inmediato desalojo del lugar. Tanto Raúl como su mujer nos aseguraron que recibieron golpes de parte de la policía: cayeron al suelo y una vez allí fueron pateados como una manera de amedrentamiento, según debe haberlo entendido el efectivo que tomó dicha actitud. Como una manera de revivir algo que jamás debió haber existido según nosotros.
No tenemos más que la palabra del matrimonio acusando, pero nuestra policía está habituada a estos atropellos, sobre todo cuando se trata de gente pobre, entendiendo que son una muestra de autoridad cuando no son más que una evidencia de un intolerable e inaceptable maltrato a la persona humana. Para completarla, el policía agresor les “sugirió” que se vayan de Baradero.
En la fría y húmeda noche del martes, cuando la oscuridad se había adueñado de Baradero y parecía que también de las vidas de Raúl y María Fernanda, se asomó el sol, pero no el astro sino el que da calor en función de la solidaridad. Quizás porque el haber padecido necesidades enseñe mucho en la vida, precisamente varios vecinos de la zona, a los que no les sobra más ni menos que cariño, se acercaron a los desalojados. Uno de ellos acercó su auto al galpón y lo dejó para que Raúl durmiera, rodeado de frazadas que le aportaron esos mismos vecinos. Su esposa, cuando ya nos retirábamos, fue invitada por otros a dormir en sus casas.
Entendemos que el intendente pudo haber estado muy ofuscado por todos los inconvenientes que se le presentan en lo cotidiano. La suya es una tarea muy fatigosa, pero, volvemos a recordarlo, el Dr. Carossi ocupa ese lugar porque fue él mismo quien se ofreció para ello. Más aún, realizó ingentes esfuerzos, intelectuales, físicos y económicos, para llegar a ser intendente y, como tal, representarnos a todos los baraderenses. No creemos ser, como tales, tan impiadosos como para desalojar mediante el uso de la fuerza policial a un matrimonio que, de no haber sido por la solidaridad de la gente vecina, tenía que pasar la noche a la intemperie ya que, otra falencia que le faltó enumerar entre sus quejas al señor intendente, Baradero no cuenta con ningún lugar en el cual se pueda albergar a la gente que está en situación de calle.
Ante lo apuntado nos preguntamos si era necesario llegar a ese extremo, si no se pudo haber negociado una salida del lugar tras el paso de algunos días, los necesarios para que el matrimonio buscara otro sitio. Parece que el criterio del Dr. Carossi, no es igual que el nuestro, que no entiende ni el derecho ni la justicia tal como entendemos nosotros que deben ser. Como se ha autoproclamado peronista en reiteradas ocasiones, como ha asistido a actos en los cuales se recuerda, evoca y homenajea a Eva Perón, nos permitimos recordarle una frase de ella que, de haberla tenido presente en el momento que ordenó el desalojo que comentamos, tal vez, sólo tal vez, lo hubiera hecho recapacita: “Allí donde hay una necesidad, hay un derecho”.
Además, en su carrera como abogado, alguna vez habrá leído a J. G. Fichte, el filósofo aemás que ya en el Siglo XVII escribió: "El que no tiene con qué vivir no debe cuidar ni respetar la propiedad de los otros, ya que el contrato social ha sido violado en su contra".

No hay comentarios:

Publicar un comentario