lunes, 2 de mayo de 2011

Baraderenses en la beatificación de Juan Pablo II



Más de un millón de personas, entre ellos decenas de argentinos, celebraron el pasado domingo 1 de mayo con fervor la beatificación de Juan Pablo II, el papa más popular de la Iglesia Católica, en una ceremonia que hizo aflorar la mística en la plaza San Pedro del Vaticano.

Baradero estuvo presente, en la persona de Edith Torrano, que desde hace unos días esta visitando a Lia su hermana mayor que junto a su familia vive en Fiumicino a tan solo unos 35 kilómetros de Roma - Italia.
La crónica que a continuación transcribimos es de la Agencia Telam y donde entre muchos otros testimonios recaba el de Edith, tras la ceremonia de Beatificación de Juan Pablo II en la plaza San Pedro:




Más de un millón de personas, entre ellos decenas de argentinos, celebraron hoy con fervor la beatificación de Juan Pablo II, el papa más popular de la Iglesia Católica, en una ceremonia que hizo aflorar la mística en la plaza San Pedro del Vaticano.

“El día esperado ha llegado, ha llegado pronto, porque así lo ha querido el Señor: Juan Pablo II es beato”, afirmó el papa Benedicto XVI ante la multitud de peregrinos que colmaron la plaza y sus alrededores, en la que fue la mayor movilización desde la muerte de Karol Wojtyla, hace seis años.

Aquel día “ya percibíamos el perfume de su santidad, y el pueblo de Dios manifestó de muchas maneras su veneración hacia él”, remarcó su sucesor, Joseph Ratzinger, quien al proclamar beato a Juan Pablo II provocó una enorme emoción en el público.

Muchos fieles lloraron y entre lágrimas gritaban “santo súbito (santo ya)”, en referencia a su más que probable santificación.

En ese momento se descubrió sobre la fachada principal de la basílica un gran tapiz con el retrato del flamante beato, que pasó a ser el telón de fondo. Juan Pablo II estaba presente.

En la plaza, en otra gran pancarta sobre la columnata de Bernini, se podía leer “Abrid de par en par las puertas a Cristo”, una frase asociada a su figura.

Los fieles ondeaban banderas, la mayoría de ellas de Polonia, tierra natal de Wojtyla, aunque también había de España, Francia y una importante representación de Latinoamérica, entre las que destacaban las de Argentina, Chile y Ecuador.

Estos cristianos vivieron una experiencia única, fueron testigos de un hecho histórico en la Iglesia Católica, ya que es la primera vez en los últimos 10 siglos que un Papa proclama beato a su predecesor.

“Este es un regalo para la Iglesia. Nacimos con este papa, lo vivimos y ahora es beato porque fue magno”, dijo la hermana María García, una argentina de 24 años nacida en San Rafael, Mendoza, que participó de la celebración.

También Nancy Aedo, de 49 años y oriunda de Bariloche, fue testigo de la beatificación, un momento que calificó de “conmovedor”. “Juan Pablo II ya era santo antes de su muerte por todo lo que hizo y la ceremonia de hoy lo confirmó”, señaló esta argentina que vive en Roma.

“El amó mucho a (la Virgen) María, y hay que seguir sus enseñanzas. Rezó por la paz en el mundo y en al familia, y por los jóvenes que tiene muchos problemas, como el alcohol y las drogas”, añadió.

Con lágrimas en los ojos, Edith Torrano, de Baradero, provincia de Buenos Aires, explicó que para ella la beatificación fue un “reencuentro con Juan Pablo II”, de quien recibió una bendición especial en el pasado, cuando tuvo oportunidad de conocerlo personalmente.

Esta catequista, que llevaba varios rosarios colgados del cuello, viajó a Roma “en representación de mucha gente” que le pidió que llevara sus plegarias a Juan Pablo II.

Además, ella tenía un pedido “especial” por su hijo, hiperactivo, por el cual le reza siempre al ahora beato y, según cuenta, le está dando resultado. Edith describió la misa de hoy como una “experiencia mística” y muy especial que no olvidará “jamás”.

En el medio de la plaza también estaba María Aón de Galasso, una mujer de 88 años que se movilizaba en silla de ruedas y llegó hasta allí procedente de la ciudad bonaerense de Las Heras.

La mujer dijo tener en Juan Pablo II a su “guía espiritual”. “Es un apóstol con un gran corazón y fe que obró un milagro en mí”, agregó.

“A pesar de mi artrosis viajé sola desde Buenos Aires para esta ceremonia, porque vengo a pedirle a Juan Pablo por la paz en el mundo y por los enfermos y los ancianos”, relató.

Los peregrinos llegaron a la Plaza San Pedro con sus historias personales en busca de un milagro, una simple ayuda o para mostrar su agradecimiento a Juan Pablo II, a quien se sienten ligados profundamente a través de su fe.


EL CULTO SERA EL 22 DE OCTUBRE


El culto litúrgico del nuevo beato será celebrado el 22 de octubre de cada año, en el aniversario del comienzo del pontificado de Juan Pablo II en 1978.
La beatificación del Papa polaco, quien falleció el 2 de abril de 2005 a los 84 años tras una larga enfermedad, es el paso previo a la canonización y se llevó a cabo en un tiempo récord, “de razonable rapidez”, reconoció Benedicto XVI, al ser inferior a los cinco años habitualmente necesarios para iniciar el proceso.
La policía de Roma calcula que más de un millón de personas llegaron a la capital, la mayoría de ellas para asistir a la beatificación, pero también al tradicional concierto que se celebra en la capital por el día internacional trabajo.
El nuevo beato, entre los papas que más tiempo han ocupado el trono de Pedro, transformó el rostro de la Iglesia en casi 27 años de pontificado.

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